16 de junio de 2014

El tratamiento de VIH durante mi embarazo

Si buscamos en wikipedia, o en alguna página de salud sobre el VIH y su tratamiento en embarazadas, podemos encontrar algunos datos relevantes sobre eso, algunas cifras y nombres de los medicamentos usados y sus efectos en el feto, pero nada que hable sobre lo que pasamos emocionalmente durante el tratamiento y embarazo, así que les contare sobre el tratamiento del VIH desde los ojos de una embarazada...

08/07/2013 Ese día comenzó mi tratamiento de VIH, estaba en mi semana 23 de gestación, ya sabia el sexo de mi bebé, una niña. Pensé en todo su futuro, en lo frágil que yo creía que eramos las mujeres (tan errada estaba al pensar que somos frágiles), pero ese día, mi médico de cabecera me dijo : "eres fuerte, muchas pacientes notificadas se quiebran el primer día, de hecho las primeras semanas son un mar de lágrimas"...

Yo soy de las mujeres que cree firmemente que durante el embarazo uno traspasa las emociones y sentimientos directamente a su hijo, uno no puede mentirles a ellos, dentro de nosotras son los únicos que saben realmente como nos sentimos, desde que me notificaron mi estado como portadora decidí NO DAR MI BRAZO A TORCER FRENTE AL VIH, lo escribo así, porque mentalmente me repetía eso al dormir, lo visualizaba, sabia que convenciéndome de eso, podría enfrentar con entereza el tratamiento y no traspasarle tristeza o pesar a mi hija, lo único que me hacia llorar eran los exámenes de sangre, todos los meses tenia que hacérmelos para ir viendo como evolucionaba mi carga viral y mis anticuerpos, tenia los brazos como colador, morados de tantos pinchazos, pero era por el bien de mi hija, siempre todo lo que hacía y no hacía, era por ella.

Combivir y Kaletra consiste mi tratamiento de antirretrovirales, una pequeña píldora blanca y dos grandes píldoras amarillas, dos veces en el día debo tomármelas, en total 6 píldoras que debía ingerir todos los días, por el resto de mi vida, para alguien que no enfermaba nunca, encontrarse de un día para otro tomando 6 píldoras era algo difícil, mas aún con el asco que me daban al tragármelas (y a veces hoy en día me suele pasar), se me complicaba aún más. Así que busque la forma de tomármelas, al comienzo las partía en varias partes (mala idea), luego trate de tomármelas todas juntas con harta agua (aún más mala idea) y al final termine por tomar la primera dosis con el almuerzo y luego la segunda dosis en la noche antes de dormir con una comida ligera, cada una debe ver como se acostumbra mejor a tomarse el tratamiento, pero lo importante es NO DEJAR DE TOMAR EL TRATAMIENTO ANTIRRETROVIRAL. Así una mantiene su carga viral indetectable y reduce casi a 0 la probabilidad de traspasarle el virus al feto.

Todos los meses debía ir al hospital para controlar mi carga viral, algo que es súper importante para proteger al bebé, y a pesar de todo lo que debía pasar, seguía siendo "fuerte" para la médico y las enfermeras que me veían, incluso las matronas me lo decían, a pesar de llevar años trabajando con pacientes portadoras, creo que el hecho de estar embarazada fue mi único motivo para tomar y conllevar de buena forma mi vida como portadora, creo que mi hija fue una bendición y llegó en el momento preciso de mi vida.

 Siempre que iba a los talleres maternales, miraba con algo de envidia a las otras futuras mamás, solo se preocupaban del peso y ya, o de que color iban a pintar el cuarto de sus bebés, pero, pensándolo bien, no podría saber nunca si alguna de ellas estaba en la misma situación que yo y lo sabían o tal vez no lo sabían y corrían peligro con sus bebés, porque el test de Elisa es opcional en mi país, incluso si una esta embarazada puede rechazar el examen, como recomendación les digo: HÁGANSE EL TEST DE VIH!!!.

Una mujer que este esperando bebé, lo que menos piensa y desea es que algo malo pasará durante el embarazo y decirle a una embaraza que es portadora del VIH, no es nada agradable, es más, creo que a ningún medico le gusta matar la ilusión y dicha de una nueva vida con la noticia de que estas enferma, pero pasa, la vida es así, me paso a mí, puede pasarte a ti, a tu madre, a una hermana, a tu hija, a tu mejor amiga, lo importante es saber que estos tratamientos te permiten además de proteger la vida de tu hijo, proteger a los demás y poder vivir muchos años gozando de relativa buena salud, todo depende de ti y de la responsabilidad de seguir el tratamiento.

Juntando todas estas nuevas sensaciones y experiencias que iba adquiriendo pasando los días me hicieron buscar una forma de liberar mis emociones y sensaciones de este tratamiento, el ejercicio que encontré para enfrentarlo era pensar y hablar, pensar en que todo lo que hacia era para cuidar a mi bebé, y ya cuando empecé a sentir sus movimientos, ponía una mano en mi panza y le hablaba, me gustaba sincerarme con ella, le contaba todo lo que sentía en la sala de espera, lo nerviosa que me ponía cada vez que me sacaban sangre y lo aliviada que quedaba cuando me decían que me mantenía con mi carga viral indetectable, me gustaba decirle lo mucho que la amaba y que esperaba que todo saliera bien, esa fue mi mejor forma de liberarme de la pena, hablar con ella, contarle lo que hacia por ella y lo que quería para ella.

Después de dos meses de tratamiento, ya acostumbrada a mi nueva vida como portadora, empece mi nueva vida como futura mamá, era momento de escoger como pintaría su cuarto....

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